La sensación era que la plantilla no se había reforzado en puestos clave, y el juego no ofrecía ninguna mejora o evolución respecto a la temporada anterior. Además a la afición no gustaron nada las salidas de Amadeo Salvo y de Rufete, ya que era conocida la mala relación que mantenían ambos con el técnico Nuno. Todos los dedos señalaban a Nuno como máximo responsable del área deportiva, con el beneplácito de Peter Lim.